Título: La cabina
Director: Antonio Mercero
Director: Antonio Mercero
Actor principal: José Luis López Vázquez
Género: Drama
Estreno: 1972
Duración: 35 minutos
Género: Drama
Estreno: 1972
Duración: 35 minutos
La cabina es uno de los grandes clásicos de la televisión pública española. Este corto con denominación de programa (ya que fue creado en exclusiva para la televisión) es un drama con un argumento a priori sencillo, pero con multitud de interpretaciones.
La película muestra cómo un hombre se queda encerrado dentro de una cabina telefónica y le es imposible salir de ella a pesar de los esfuerzos de los transeúntes. Una acción tan cotidiana como llamar por teléfono se convierte en toda una pesadilla para el protagonista, el recientemente fallecido José Luis López Vázquez. Es incapaz de abrir la puerta, y su desesperación aumenta cuando nadie puede ayudarle. Se acaba formando un circo mediático alrededor de la propia cabina, con multitud de curiosos esperando ver en qué desemboca el asunto. Pero la puerta no se abre. Ni la fuerza, ni la maña, ni el poder de la autoridad son capaces de hacer que esta particular jaula ceda. José Luis López Vázquez consigue que la angustia que siente al estar preso sin haber cometido delito alguno, el agobio propio del que quiere huir y no puede, se transmita al telespectador que, nervioso, no puede evitar plantearse los pasos a seguir en el caso de sufrir un percance como éste. Pero el hilo racional del argumento desaparece con la llegada de los operarios que montaron la cabina: con una agilidad pasmosa y ante la atenta mirada y perpleja expresión tanto de los testigos de la “función” como del propio espectador, se llevan el objeto sin mediar palabra, lo cargan en su vehículo y se alejan de la “escena del crimen”.
Macabro desenlace
A partir de aquí las metáforas inundan la película. En el camino que sigue la furgoneta hacia el destino desconocido, José Luis López Vázquez observa el mundo con los ojos del que se marcha para no volver. Los payasos de un circo le hacen sentirse protagonista de una macabra función, los niños que juegan en el patio de un colegio le hacen recordar a su hijo, el cruzarse con otro “reo de cabina” le hace tomar conciencia de la realidad de la situación. Finalmente, la cabina es llevada a una fábrica, aunque más bien debería llamarse cementerio: el cementerio de todos aquellos que corrieron un destino similar y decidieron buscar en sus carteras algo de calderilla suelta para hacer una llamada. Llamada que no se produjo ni se produciría nunca.
A partir de aquí las metáforas inundan la película. En el camino que sigue la furgoneta hacia el destino desconocido, José Luis López Vázquez observa el mundo con los ojos del que se marcha para no volver. Los payasos de un circo le hacen sentirse protagonista de una macabra función, los niños que juegan en el patio de un colegio le hacen recordar a su hijo, el cruzarse con otro “reo de cabina” le hace tomar conciencia de la realidad de la situación. Finalmente, la cabina es llevada a una fábrica, aunque más bien debería llamarse cementerio: el cementerio de todos aquellos que corrieron un destino similar y decidieron buscar en sus carteras algo de calderilla suelta para hacer una llamada. Llamada que no se produjo ni se produciría nunca.
Interpretaciones
Las interpretaciones de la película son múltiples y van desde ser considerada una metáfora sobre la vida política de la época (durante los años finales del franquismo) o a ser simple y llanamente un filme con aspiraciones de película de terror. Lo que está claro es que, individuo que la ve, individuo que no puede evitar pensar sobre ella, sobre su significado, sobre sí mismo en el papel de José Luis López Vázquez. Esta es una de las razones que la han convertido en un clásico (y que la ha dado el premio Emmy): No es sólo una forma de pasar el rato, es un despertador de la conciencia y activador de los pensamientos del individuo a partir de lo más simple del mundo: una cabina de teléfono.
Las interpretaciones de la película son múltiples y van desde ser considerada una metáfora sobre la vida política de la época (durante los años finales del franquismo) o a ser simple y llanamente un filme con aspiraciones de película de terror. Lo que está claro es que, individuo que la ve, individuo que no puede evitar pensar sobre ella, sobre su significado, sobre sí mismo en el papel de José Luis López Vázquez. Esta es una de las razones que la han convertido en un clásico (y que la ha dado el premio Emmy): No es sólo una forma de pasar el rato, es un despertador de la conciencia y activador de los pensamientos del individuo a partir de lo más simple del mundo: una cabina de teléfono.
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