El Real Madrid se impone 80-70 al Panathinaikos en el Palacio de Vistalegre en un partido soberbio con el que los blancos se presentan como firmes candidatos al título.
Era una de esas grandes noches europeas que tanto le gustan al Real Madrid. El Palacio de Vistalegre lucía un lleno hasta la bandera y la zona de prensa rebosaba de periodistas venidos de toda Europa. No era para menos: el renovado equipo blanco, con el maestro Ettore Messina al frente, se enfrentaba nada más y nada menos que al Panathinaikos, actual campeón de la Euroliga.
Era una de esas grandes noches europeas que tanto le gustan al Real Madrid. El Palacio de Vistalegre lucía un lleno hasta la bandera y la zona de prensa rebosaba de periodistas venidos de toda Europa. No era para menos: el renovado equipo blanco, con el maestro Ettore Messina al frente, se enfrentaba nada más y nada menos que al Panathinaikos, actual campeón de la Euroliga.
El Real Madrid saltó al parqué flojo, amedrentado ante el renombre de su rival. El Panathinaikos no tuvo que sudar mucho para dejar en evidencia a los locales y conseguir una ventaja de 10 puntos al término del primer cuarto. Los fantasmas planeaban sobre Vistalegre. Pero quien se sienta en el banquillo blanco no es un cualquiera . Y lo de sentarse es un decir, porque Ettore Messina no para de dar instrucciones a sus jugadores y de saltar de un lado a otro, límites de la cancha incluidos, para conseguir que las cosas salgan como se ha propuesto. El técnico arengó a los suyos de tal manera que el letargo al que hasta ese momento se había sometido el Real Madrid fue sustituido por la rabia, la confianza y la clase. Por fin el Madrid de las grandes ocasiones hizo su aparición.
Remontada blanca
En el segundo cuarto los blancos le endosaron al todavía campeón un parcial de 17 a 0 que les puso por delante en el marcador. Un excepcional trabajo en defensa y las labores de Darjus Lavrinovic (quien lucha con uñas y dientes para ser considerado el mejor pívot de la competición) y el siempre incombustible Sergio LLull (12 puntos) consiguieron que los merengues se fueran al descanso con 6 puntos por encima en el marcador (34-28).
A la reanudación, los griegos se encomendaron al acierto de Thomas desde más allá de la línea de 6,25 (4/4 en triples) y a Nikola Pekovic (máximo anotador del choque con 22 puntos) para darle la vuelta al luminoso. Panathinaikos se acercó peligrosamente a los locales, que no bajaron el ritmo. Prigioni salvó las distancias con tres triples en los momentos clave, Lavrinovic siguió a lo suyo (15 puntos) y ni Kaukenas (17 puntos) ni Louis Bullock (9 puntos) quisieron perderse la fiesta.
Líderes del grupo
El Real Madrid acabó el partido con 10 puntos de ventaja sobre su rival (80-70) y se coloca líder del grupo D. Los de Messina muestran así su carta de presentación a Europa, en el mejor partido de la temporada y batiendo a los mejores del continente. Hoy Messina puede dormir tranquilo, los deberes están hechos.
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